Scroll Top

A veces queremos renunciar antes de siquiera haber iniciado.

 

Llevaba tiempo esperando que algo pasara, lo que fuera.  Me daba temor tomar acción, salir y hablar de lo que estaba haciendo, por otro lado, mi familia me presionaba para conseguir trabajo, algo que no quería hacer porque ya estaba decidida a que mi camino era otro.

Pensé en rendirme mil y una vez.  Hasta comencé a buscar trabajo, a pesar de que no era lo que yo quería.  Sin embargo, una idea siempre estuvo en mi mente. ¿Cómo iba a darme por vencida sin siquiera haberlo intentado con todo?

Sí, por poco renuncio a mi emprendimiento y a mis sueños.

Las cosas cambiaron cuando me lanzaron un reto; el reto de comenzar a ayudar a las personas, a hablarles de lo que hacía, a contar más de mi trabajo.  Ese día todo cambio.  Comencé a ver la luz en el camino y la transformación en las vidas de las mujeres con las que me cruzaba.  Ese día entendí que el quedarme en silencio era lo peor.

Entendí que si me hubiera rendido no hubiera tenido la oportunidad de ayudar a nadie. 

 

Esta fue mi historia hasta hace poco.  Porque muchas veces nos damos por vencidas antes de comenzar si quiera a luchar por nuestros sueños.  Dejamos de lado las ideas que tenemos de emprendimientos porque nos da miedo el que dirán, tenemos miedo de si va a funcionar o no, y si nos va bien cómo vamos a hacer para abarcar todo, miedo a que hay alguien haciendo lo mismo, y la lista sigue.  Porque somos expertas creando excusas para mantenernos dentro de lo conocido.

El miedo no nos deja vivir el presente, ni ver el futuro.  El miedo nos mantiene en el mismo ciclo, alimenta nuestra frustración y nos mantiene en la zona de confort.  El miedo a trabajar en nuestro emprendimiento también nos hace ser egoístas.  Porque no nos permite ayudar a otras personas e impactar en su vida.

Tenemos mil y unas ideas de cosas que queremos hacer, de emprendimientos que queremos llevar a la realidad.  Buscamos ayuda y nos quedamos en ese buscar, porque nos aterra no saber el resultado final.

Nuestras expectativas no nos dejan disfrutar la vida, ni vivir nuestros sueños.

Antes de pensar en renunciar a tu emprendimiento:

  • Reencuentrate con tu “¿Por qué?”
  • Toma tiempo para reflexionar en lo que has hecho y lo que aún no te has atrevido a hacer.  ¿Realmente lo has intentado todo? O ¿Solo te dices que lo has intentado?
  • Habla con otras personas que estén en tu misma sinfonía, aprende de ellos, pregúntales sus estrategias o recomendaciones que te puedan dar.
  • Revisa tu mentalidad.  ¿Cómo es la calidad de tu dialogo interno?, ¿Qué te dices?, ¿Usas un lenguaje positivo hacia ti o te pones obstáculos y quejas todo el tiempo?
  • Actúa.  Dale todo a tu proyecto para que no te quede duda del cambio que está haciendo en el mundo.

 

Da un solo paso hacia lo que sueñas, para que puedas comenzar a ver el camino.  Pasa a la acción, sin miedo, sin esperar nada a cambio.    Preséntate cada día en tu emprendimiento con la mejora actitud.

 

Si necesitas ayuda para aclarar tus ideas o tomar alguna decisión en cuanto a tu emprendimiento pídela o escríbeme para revisar juntas como puedo apoyarte.

 

Dejar un comentario